carlos gonzalez
Camera Lucida
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5 min readApr 6, 2017

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Habíamos planeado acercarnos a las inmediaciones de la Mazada o Collau de las Merines pero, como siempre, y mas en condiciones invernales, la climatología una vez mas nos echaba al traste los planes.

Después de las grandes nevadas caídas en toda la cornisa cantábrica, el tiempo nos daba una tregua y parecía que esta vez era la buena, tocaba preparar la mochila. Era mi primera estampa invernal. Todo lo que me esperaba era nuevo para mí pero iba bien acompañado, seguridad ante todo.

Localización general en la península.

Partimos desde Cangas de Onís hasta los lagos de Covadonga donde cogeremos una pista que nos acercara hasta el inicio de la subida al refugio de Vegarredonda y de ahí hasta nuestro destino el Collau de las Merines

Detalle de la localización y ruta.

Tras las grandes nevadas y al pie de la pista que debíamos coger, nos encontramos con el primer problema: la quitanieves había acumulado toda la nieve de la carretera en el acceso a la pista así que estaba inaccesible. La inmensa cantidad de nieve acumulada hacía imposible meterse con el coche por allí así que otros tres kilómetros más que tendríamos que sumar a la caminata. Seguimos hasta el aparcamiento del lago Ercina y desde allí emprenderíamos la marcha.

Nos ponemos las raquetas, echamos la mochila a la espalda como podemos… Puff… pesa sobre unos 17 kilos como mínimo. No es verano y hay que llevar ropa de abrigo, un buen saco, tienda de campaña, agua, comida… además de todo el material fotográfico que suma otro buen pico; ya nos estábamos quejando y aún no habíamos salido.

El camino en principio, se hacía ameno. Estábamos en la parte fácil, la que teníamos que haber cubierto en coche. Tras risas y vivencias lo bueno se acaba y comenzamos a subir. A partir de aquí empezaba nuestro calvario.

Hicimos un alto en el camino para comer y coger algo de aliento, era mas duro de lo que pensábamos. La cantidad de nieve era tal que aun con raquetas nos hundíamos muchísimo y todo se ralentizaba.

Proseguimos la marcha, pero nos replanteamos hacia donde tirar ya que cada vez estábamos más cansados, y el tiempo se nos echa encima, iba a ser imposible llegar donde Jose había pensado.

Tras 5 horas de ascensión y casi 9 kilómetros de camino andado llegábamos al refugio de Vegarredonda y aún nos quedaban otras dos horas y media más o menos hasta el lugar donde inicialmente Jose me quería llevar. El esfuerzo empezó a hacer mella y los primeros síntomas empezaron a surgir. Por momentos tenía calambres que iba solventando y es cuando decidimos buscar el lugar para preparar el campamento. Media hora mas tarde encontramos ese lugar en el antiguo refugio de Vegarredonda.

Lugar del campamento.

El frió empezaba a notarse, montamos las tiendas lo más rápido posible y nos metimos dentro para quitarnos toda la ropa húmeda por el sudor.

A partir de este momento es cuando las más de cinco horas y media, los más o menos 9 kilómetros andados y todo el peso trasportado empieza a notarse en el cuerpo.

Nunca en mi vida había tenido tales calambres, en una pierna, en la otra, en ambas a la vez… menudo sufrimiento. Creo que no me quedó lugar donde no me diesen calambres ese día. Veinte minutos de sufrimiento y por fin empecé a recuperarme.

Mientras tanto Jose ya llevaba un buen rato disfrutando del espectáculo que yo me estaba perdiendo así que era hora de ponerse manos a la obra. La climatología nos estaba respetando cubriéndose y clareando a cada momento.

El atardecer estaba apunto de hacer acto de presencia

Tras un atardecer de escándalo a la vez que fugaz, la buena planificación de la salida empezaba a dar sus frutos la luna hacia acto de presencia. Era el factor que estábamos esperando para darnos ese “punch” de luz que nos hacia falta. Era todo un espectáculo.

Poco a poco la noche caía sobre nosotros y la cosa se ponía cada vez mas interesante pero aun nos quedaba el gran colofón, algo con lo que no contábamos.

La foto como premio a esa noche.

Creo que nos podíamos dar por satisfechos, así que tocaba recoger. No sentíamos los pies y era el momento de tomarse un buen caldo caliente y un café antes de meterse en el saco. Podía ver como el vapor producido por mi respiración se congelaba en el interior de las paredes de la tienda y aunque las predicciones de ese día eran buenas, eran también muy frías y nos esperaba una noche con temperaturas sobre los -8ºC.

Pusimos el despertador para hacer el amanecer pero fue imposible levantarse. El cansancio nos pudo a los dos.

Quiero dar las gracias a Jose Allende Marcos por la oportunidad que me brindó (y las que nos quedan). Sin él esto no seria posible.

Información Útil:

  • Dificultad: Media (verano), complejo (invierno).
  • Necesario desplazamiento en coche: Sí.
  • Localización en Google Maps.
  • Coordinadas GPS: 43.2412979,-4.98589,7047

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