Purple Bilbao a Km 0.
El laboratorio de nuevos comienzos
A pesar de que mi mundo interior es más cercano a una vida a contacto con la Naturaleza, el silencio y la escasez de gente, las ciudades son, sin lugar a duda un polo de atracción irresistible para cargarse de energía inestable y para encontrar un tipo de inspiración que deriva del caos y de la ruptura del equilibrio.
La ciudad es el laboratorio de nuevos comienzos y de nuevas identidades; es el lugar del anonimato que a veces nos hace sentir libres y otras, profundamente solos; es el supermercado de los deseos; es el paisaje de arquitecturas mutantes. Sus edificios, sus monumentos son el testigo de cómo los humanos son capaces de modelar el espacio para dar cabida a una colmena.
Un italiano en Bilbao
Hace más de vente años llegué a Bilbao, proveniente de Ivrea, una pequeña ciudad del Piamonte italiano que en ese momento era un centro tecnológico vanguardista, gracias a la investigación y la industrialización de una gran empresa, cual era Olivetti.
Llegué a Bilbao porque fue la sede elegida por la Unión Europea para implantar un centro que tenía como objetivo lo de ayudar a las empresas europeas a mejorar la calidad en el desarrollo del software.
Llegué a Bilbao cuando todavía ETA marcaba a menudo el ritmo social y político de la gente, pero al mismo tiempo cuando daba sus primeros pasos, un proyecto de transformación urbana valiente y con visión de futuro y que ha permitido en poco tiempo una metamorfosis de una ciudad que hoy en día combina tradición y futuro tanto en arquitectura como en su sistema social y económico.
Bilbao es por lo tanto uno de los mejores ejemplos de cómo una ciudad es capaz de inventarse un nuevo comienzo en el cual la diferencia se pone en valor como una posibilidad de intercambio entre comunidades y, al mismo tiempo, sin renegar las tradiciones, la identidad, la sostenibilidad y sobre todo la gente que allí vive. En este simbolismo, el Guggenheim es, sin lugar a duda, el lugar emblemático y el ejemplo más tangible de dicha transformación.
Purple Bilbao
Desde siempre he asociado todo lo que ha ocurrido en Bilbao en estos últimos vente años en los cuales he vivido allí, con la música y las palabras de la canción Purple Rain del mítico Prince.
En esta canción el artista quería expresar la necesidad de un nuevo comienzo y es por esto que las imágenes de la Bilbao que presento en este artículo están enfocadas en el Guggenheim y las he querido dotar de una dominante morada: un guiño al mensaje contenido en la canción de Prince y un homenaje al éxito del proyecto de transformación que hoy en día está todavía en curso.
Un recorrido en la Purple Bilbao a KM 0
Bilbao es la etapa 7 del Camino del Norte hacia Santiago de Compostela; mi consejo es entonces empezar una visita a Bilbao desde la Catedral de Begoña para luego bajar andando las 316 escaleras de la calzada de Mallona que conducen hasta la plaza Unamuno en el Casco Viejo. Una vez allí aconsejo tomarse un café con un bollo de mantequilla en la cafetería Larralde que endulza la vida de los “bilbaínos” desde el 1910.
Una visita a la catedral de Santiago es obligada, para luego perderse en las “zazpi kaleak” cada uno con su propio enfoque: shopping, callejear, hace fotos, “ir de txikiteo” en los muchos bares de la zona. Si es un domingo, no os perdáis en la Plaza Nueva el mercado de los pájaros, de los libros usados e intercambiar cromos con las muchas personas que allí se congregan para completar sus colecciones. Visitar el mercado de la Ribera es una opción para percibir la importancia del Km 0 en la cesta de la compra de los bilbaínos.
A la hora de la comida, hay muchísimas opciones sin peligro de equivocarse; mi sugerencia para probar en la comida algo parecido a lo que ha generado el proceso de transformación urbana de lo que he hablado antes, es de acercarse al Kokken.
Después es el momento más apropiado para darse un paseo por ”La Ría”, llegar al Guggenheim y continuar hasta el Museo Marítimo o más allá para ver los atisbos del barrio Zorrotzaurre en remodelación de acuerdo al diseño de Zaha Hadid. Por la noche es un “must” ir a comer una pizza italianísima y de altísimo rango en la Pizzeria Demaio en el barrio San Francisco, ahora en plena reconversión.
